miércoles, 3 de marzo de 2010

CÓMO ENSEÑARLE A UN BEBÉ A LEER

El proyecto 'Abecedarian', realizado en los años 1970's, enseñó la importancia de la aplicación de estimulación en los bebés antes de los tres años de edad. El haber encontrado accidentalmente y demostrado que dicha estimulación presentaba en los bebés un mayor coeficiente intelectual, nos debe llamar a implementar algún método que nos permita dar a nuestros hijos esa posibilidad de tener un cerebro mejor conectado, más eficiente y más inteligente.
El sistema LAT de educación temprana aporta una metodología complementaria a los otros tipos de estimulación. Además, sólo se requieren cinco minutos diarios para su aplicación, y comienza desde los cinco meses de embarazo con la música en el vientre y todo el proceso del crecimiento primario del cerebro hasta los tres años. Está diseñado para los padres que tienen poco tiempo para compartir con sus hijos, y es accesible a todos los bolsillos. La intención final es la creación de una mejor y más inteligente Latinoamérica para nuestros hijos y nietos, pues el reto que les dejamos por nuestra ignorancia y acciones irracionales es gigantesco.
El sistema LAT imprime en el cerebro en formación los códigos del lenguaje, de una forma lógica, racional y secuencial, en forma de matrices que en lugar de números tienen letras. Este uso de las matrices genera un efecto especial en el cerebro que hace la información más ordenada para presentarla al cerebro en crecimiento. Haciendo una comparación, es como los ceros y unos que imprime el lenguaje básico en las computadoras. Estas matrices ejercen un efecto muy positivo en el cerebro, pues el 100%, o sea, todos los bebés que han recibido el método por parte de sus padres, en un promedio de tres semanas, están más despiertos. Aun los bebés con síndrome de Down presentan este despertar inexplicable, pues es independiente y complementario a todos los otros tipos de estimulación.
Con el uso responsable del sistema LAT de educación temprana, el bebé estará capacitado para leer sin ningún esfuerzo y como si fuera una acción natural. Con la filosofía educativa que hemos tenido -que afortunadamente está en proceso de cambio-, se desperdicia el periodo más importante en el desarrollo del cerebro: los primeros tres años de vida. Perder este tiempo tan importante es demasiado costoso proyectado hacia el futuro.
Los resultados comprobados del sistema LAT son los siguientes:
-El bebé aprenderá a enfocarse y concentrarse en las tablas presentes en el libro, lo que ayudará a entrenar al cerebro en fijación y evitará el común problema de atención (ADS) de los niños modernos.
-El bebé comenzará a hablar más pronto, y si ya está diciendo sus primeras palabras, en un periodo de un mes se le incrementara rápidamente esta capacidad. El bebé comenzará a hablar más y mejor.
-El bebé, a las tres semanas de aplicarle el sistema LAT, estará más despierto, esto en casos en que los bebés ya tienen varios meses y se nota el cambio; en aquellos menores de cinco meses no se notará cambio alguno, pero el bebé ya se desarrollará con mucho mejor intelecto.
-En niños de tres años o más el efecto es muy notable en términos de formación de palabras, pues a los seis meses de utilizar el sistema estos niños ya tienen el conocimiento y la facilidad de reconocer las sílabas. Además la escritura se les desarrolla mucho más fácilmente.
-Si el niño ya pasó de los cuatro años y tiene dificultad para leer, el sistema LAT le ayuda muchísimo a incrementar esta habilidad.
-En niños con autismo les ha ayudado a incrementar la atención.
-Si el bebé tiene síndrome de Down se recomienda comenzar lo más temprano posible para hacer que dicho problema se aminore, conectando su cerebro con anticipación, pues la respuesta de los bebés con estos casos es muy positiva y alentadora.
-Los bebés crean un vínculo especial con el libro, por alguna razón les gusta muchísimo y hasta les piden a sus madres que les den la ¨clase¨, ya que saben que les pertenece y quieren tenerlo y llevarlo con ellos para todas partes.
-Un caso especial, es el de un adulto que sufrió una trombosis y se le paralizó el lado derecho, además perdió la habilidad de leer y recuperó esta habilidad luego de pocas sesiones con el sistema.
-La música estimulante que viene como complemento del libro tiene resultados muy positivos en la introducción al ritmo y movimientos coordinados.
Hay muchos beneficios más que son perceptibles de manera individual en cada familia. Y eso puede lograrse fácilmente con sólo cinco minutos diarios y la responsabilidad como padres de un recién nacido. Asumamos esta responsabilidad con la seriedad que corresponde y no nos quedemos dormidos dejando pasar la única oportunidad en la vida de nuestros hijos en la que puede dárseles un mayor potencial intelectual. El objetivo es que nuestros países subdesarrollados sean más inteligentes en treinta años a partir de ahora.
Debemos comenzar con la más importante función como padres del siglo veintiuno: la de darle a nuestros hijos la posibilidad de tener un coeficiente intelectual mejor que el promedio de los bebés que no han recibido ni reciben educación temprana, como actualmente sucede en millones de hogares. Eso debe cambiar para nuestro bien.
Esto lo necesitamos en Latinoamérica, desarrollar el intelecto de nuestros niños para poder mirar al futuro con más claridad. Si no, seguiremos rezagados con respecto a los países desarrollados y ricos, que ya están implementando programas de estimulación y de educación temprana en sus infantes.
Durante los primeros tres años se conecta el cerebro y se define la persona en su base individual. Esas conexiones quedan fijadas para siempre en el adulto, lo que tiene repercusiones de gran magnitud. A los dos años es el máximo estado de receptividad del cerebro. A los seis el cerebro ya está formado en un 90% y la capacidad de aprendizaje es menor.
La diferencia que hace un cerebro más inteligente en la sociedad es muy profunda cuando se proyecta al futuro. El cerebro más inteligente es el que investiga, cuestiona, inventa, selecciona, corrige, aporta, crea, soluciona y hace lo que el cerebro de inteligencia promedio no puede. Un niño con mayor inteligencia tiene un futuro más promisorio que un niño normal al que no se le estimuló durante su primera infancia. Un bebé que sabe leer a los tres años es noticia, es más importante que los bebés promedio y va a tener un entorno mejor, es a quien eligen para representar a una entidad, es a quien escogen porque sobresale entre los demás y, por lo tanto, su vida se va a ver beneficiada por esa sola condición.
Asumamos esta responsabilidad con la seriedad que corresponde y no nos quedemos dormidos dejando pasar la única oportunidad en la vida de nuestros hijos en la que puede dárseles un mayor potencial intelectual. Hay que tomar conciencia de la necesidad de incrementar ese potencial de nuestros niños por el bien de ellos, de nosotros y de nuestra sociedad.
JUAN CARLOS CÁRDENAS